El autor que hizo de la ciencia ficción un espejo donde ver la sociedad, falleció en la ciudad de Los Angeles, Estados Unidos, fue autor de libros de imprescindible lectura como:
Fahrenheit 451, de 1953 (que habla sobre la quema de los libros para evitar el conocimiento y tener dominadas a las personas, pero algunos de los bomberos encargados de quemarlos, antes se los memorizaban completos y luego los transmitían en forma oral a los demás, esperando el momento en que puedan volver a escribirlos. El título del libro alude a la temperatura en que se debían quemar los textos).
Crónicas Marcianas, de 1950 ( que cuenta detalladamente la llegada y ocupación por parte de los norteamericanos del planeta Marte) “Nuestra genética nos impulsa hacia arriba, nos eleva hacia afuera
–decía–. No podemos resistirnos al impulso de dejar una pisada en
Marte”.
Escribió relatos de horror, humor, misterio, ensayos, cuentos, novelas y obras de teatro.
Ray Bradbury –con cuyo nombre se bautizó un asteroide y
que pidió que sus cenizas sean esparcidas en Marte– introdujo la
ciencia ficción al torrente sanguíneo de la literatura universal.
Demostró que no era un género pasatista e ingenuo sino un campo de
juego para la imaginación.
También recomendaba: “Consíganse una vida. Entren a una biblioteca de
verdad, toquen los libros, abran los
libros, huelan los libros".
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